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Selección laboral

Tres historias de entrevistas que usted no podrá creer

Presentar una entrevista de trabajo puede ser una experiencia única para las personas, pues en algunos casos los postulantes sienten algún tipo de temor, inseguridad o preocupación por saber qué les van a preguntar, cómo les fue o si serán llamados a ocupar el cargo.

Adriana Buitrago
11 de marzo de 2016

Pero que usted tenga que presenciar casos inesperados en una entrevista, como que un postulante llore o que la encargada de seleccionar el personal le diga que necesita saber su signo zodiacal para encontrar compatibilidad y ser admitido para el empleo, son vivencias que no se olvidarán.

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Por esta razón Finanzas Personales se dio a la tarea de preguntar a la gente si había tenido alguna experiencia de este tipo y nos encontramos con las siguientes historias.

  • “La llorona”: cuenta Andrea, una joven profesional de 27 años, que ella estaba participando por un ascenso en la empresa en la que laboraba desde hacía siete años. En el proceso de selección ella fue llamada junto a otros dos candidatos más como finalistas para el cargo. Estas tres personas fueron citados a presentar las últimas pruebas para escoger el candidato.

Una vez llegaron los tres la entrevista, Andrea y uno de los otros dos candidatos presentaron su prueba y la desarrollaron sin ningún contratiempo: Preguntas sobre experiencia, conocimiento, las razones por las que se postulaban al cargo. Pero cuando llegó el momento de la entrevista de la tercera persona e hicieron las preguntas de rutina, de repente, en el momento menos pensado, empezó a quebrársele la voz y a querer llorar”, comenta Andrea.

“Yo sentí vergüenza ajena, no podía creer que esta persona estuviera llorando en una entrevista de trabajo, pero lo más desconcertante es que la persona de recursos humanos se dejó conmover por este teatro”, añadió.

Los días pasaron y los otros dos candidatos comentaban que cómo era posible que hubiese hecho eso: “llorar en una entrevista, no es posible. Pensamos que seguramente no quedaría porque el cargo era para una persona de carácter y que pudiera trabajar bajo presión, pero para sorpresa de los otros dos candidatos ‘la llorona’ fue quien ganó”. Hoy en día en esa empresa los trabajadores bromean con las siguiente frase “para ascender lo único que debe hacer es llorar en una entrevista”, dice Andrea entre risas.

  • La vidente”: otro caso más particular es el que le ocurrió a Paula, una profesional de medios de comunicación, que se presentó a una entrevista y quedó seleccionada como finalista con otra persona para el cargo al que aspiraba. Luego que pasaran varios días recibió una llamada de esta empresa diciéndole que le faltaba una entrevista por presentar así que debía acercarse a las instalaciones para realizarla.

Para sorpresa de Paula, la persona que le realizaría la prueba era quien iba a ser su jefe directa, aunque resultó mucho más asombroso cuando entre las preguntas le preguntaron por su  signo zodiacal, “¿es en serio?” pensó Paula, y comenta que no lo podía creer.

La explicación de la entrevistadora fue que ella siempre validaba que las personas que entraban a trabajar a la empresa tenían que ser compatibles con ella y su signo, para evitar inconvenientes. Pero no bastando con esto, la entrevistadora también decidió que debía hacerle la carta astral, lo cual dejó aún más perpleja a Paula pues, a pesar de no tener ningún prejuicio con este tema, no podía creer que le estuviera pasando esto y menos en su vida profesional.

Al finalizar el proceso Paula resultó ser compatible con su futura jefe con quien trabajó solamente un par de meses, hasta encontrar un nuevo trabajo.

  • “No tiene talento pero es muy buena moza”, dice el estribillo de una canción muy conocida, pues este fue el caso de Sandra, una mujer de 25 años tecnóloga en administración de empresas.

Ella tiene muy claro y ha sabido sacar provecho a su belleza física para obtener los mejores empleos. Cuenta Sandra que un día ella presentó una prueba con cuatro personas más para un cargo muy codiciado por el gremio en el que ella se desenvolvía. “Antes de que llegara la fecha de la entrevista me informé sobre quién era quien nos iba a entrevistar, se trataba de un hombre joven” afirma y según, el perfil analizado por Sandra, él era influenciable.

Llegó el día de la entrevista: entraron los cinco participantes: dos mujeres “normales, ni bonitas ni feas”, pero con todas las capacidades intelectuales para ejercer el cargo; otros dos hombres que no representaban mayor competencia para ella y, finalmente, ella, Sandra.

Ella  es consiente que solo con su belleza logró impactar al entrevistado, pues las preguntas que le realizaron ni siquiera tenían que ver con el empleo: de dónde eres, qué es lo que más te gusta hacer en tu tiempo libre, entre otras. Pero sucedió lo contrario con los otros participantes, quienes sí fueron sometidos a preguntas relacionadas con el cargo, como experiencia y conocimientos técnicos.

Al salir de la entrevista, Sandra dice que “todos le decían que ella iba a ser la seleccionada” en este caso el entrevistador dejó notar que ella le había llamado la atención y fue así. Pasados varios días, Sandra logró ganar sin tener mucho conocimiento del cargo, pero utilizando una de sus mayores ventajas: ser bonita.

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Si usted ha presentado entrevistas de trabajo y considera que era el mejor candidato por su desempeño en el proceso, por su experiencia, conocimiento entre otras tantas cualidades profesionales, pero nunca fue llamado para el trabajo y adicionalmente verifica que la persona que escogieron no cumplía con los requerimientos mínimos para el ocuparlo, ¡no se martirice! estas tres historias le pueden dar ánimo al ver que no siempre se escoge a la mejor persona para ocupar los cargos que se ofrecen.

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